Para preparar Sydney 2008, el Papa presenta a los jóvenes al Espíritu Santo, el «gran desconocido»
Publicado el mensaje de la Jornada Mundial de la Juventud 2008LORENZAGO DE CADORE, domingo, 22 julio 2007 (ZENIT.org).-
El mensaje que Benedicto XVI ha escrito para preparar la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Sydney (Australia) en julio de 2008, presenta a los jóvenes del mundo el Espíritu Santo, el «gran desconocido».
La misiva, publicada este 21 de julio por la Santa Sede, comenta el tema que él ha escogido para ese acontecimiento que reunirá a medio millón de chicos y chicas de todos los continentes: «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos» (Hechos de los Apóstoles 1, 8).
«El hilo conductor de la preparación espiritual a la cita de Sydney es el Espíritu Santo y la misión», explica el mensaje pontificio publicado por el Vaticano en italiano y que ahora está siendo traducido a los demás idiomas. «Por este motivo, es fundamental que cada uno de vosotros, jóvenes, en su comunidad y con sus educadores, pueda reflexionar sobre este Protagonista de la historia de la salvación, que es el Espíritu Santo o el Espíritu de Jesús», constata el mensaje pontificio.«De hecho, no son pocos los cristianos para quienes Él sigue siendo el "gran desconocido”», constata.
Como preparación espiritual para Sydney, tanto a los jóvenes que participarán en el encuentro, como a los que no podrán viajar, el sucesor de Pedro presenta tres objetivos exigentes. En primer lugar, les invita a «reconocer la verdadera identidad del Espíritu, escuchando ante todo la Palabra de Dios en la Revelación de la Biblia».Después, les sugiere que «tomen conciencia lúcida de su presencia continua, activa, en la vida de la Iglesia, redescubriendo en particular que el Espíritu Santo se presenta como “alma”, aliento vital de la propia vida cristiana, gracias a los sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía».En tercer lugar y con estas bases, el Papa exhorta a los jóvenes a «madurar un conocimiento de Jesús cada vez más profundo y gozoso y, al mismo tiempo, a aplicar eficazmente el Evangelio en la aurora del tercer milenio».
La preparación para Sydney, según el Santo Padre, quiere ser una oportunidad para «verificar la calidad de vuestra fe en el Espíritu Santo, volverla a encontrar si se ha perdido, reforzarla si se ha debilitado, disfrutarla como compañía del Padre y del Hijo, Jesucristo, gracias precisamente a esta obra indispensable del Espíritu Santo». «Muchos jóvenes ven su vida con preocupación y se plantean muchos interrogantes sobre su futuro. Se preguntan preocupados: ¿cómo integrarse en un mundo marcado por numerosas y graves injusticias y sufrimientos? ¿Cómo reaccionar ante el egoísmo y la violencia que en ocasione parecen prevalecer? ¿Cómo dar pleno sentido a la vida?», constata el obispo de Roma.Por este motivo el mensaje dice a los jóvenes creyentes: «No olvidéis nunca que la Iglesia, es más la misma humanidad, la que os rodea y espera en vuestro futuro, espera mucho de vosotros, jóvenes, pues lleváis en vosotros el don supremo del Padre, el Espíritu de Jesús».
Publicado el mensaje de la Jornada Mundial de la Juventud 2008LORENZAGO DE CADORE, domingo, 22 julio 2007 (ZENIT.org).-
El mensaje que Benedicto XVI ha escrito para preparar la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Sydney (Australia) en julio de 2008, presenta a los jóvenes del mundo el Espíritu Santo, el «gran desconocido».
La misiva, publicada este 21 de julio por la Santa Sede, comenta el tema que él ha escogido para ese acontecimiento que reunirá a medio millón de chicos y chicas de todos los continentes: «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos» (Hechos de los Apóstoles 1, 8).
«El hilo conductor de la preparación espiritual a la cita de Sydney es el Espíritu Santo y la misión», explica el mensaje pontificio publicado por el Vaticano en italiano y que ahora está siendo traducido a los demás idiomas. «Por este motivo, es fundamental que cada uno de vosotros, jóvenes, en su comunidad y con sus educadores, pueda reflexionar sobre este Protagonista de la historia de la salvación, que es el Espíritu Santo o el Espíritu de Jesús», constata el mensaje pontificio.«De hecho, no son pocos los cristianos para quienes Él sigue siendo el "gran desconocido”», constata.
Como preparación espiritual para Sydney, tanto a los jóvenes que participarán en el encuentro, como a los que no podrán viajar, el sucesor de Pedro presenta tres objetivos exigentes. En primer lugar, les invita a «reconocer la verdadera identidad del Espíritu, escuchando ante todo la Palabra de Dios en la Revelación de la Biblia».Después, les sugiere que «tomen conciencia lúcida de su presencia continua, activa, en la vida de la Iglesia, redescubriendo en particular que el Espíritu Santo se presenta como “alma”, aliento vital de la propia vida cristiana, gracias a los sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía».En tercer lugar y con estas bases, el Papa exhorta a los jóvenes a «madurar un conocimiento de Jesús cada vez más profundo y gozoso y, al mismo tiempo, a aplicar eficazmente el Evangelio en la aurora del tercer milenio».
La preparación para Sydney, según el Santo Padre, quiere ser una oportunidad para «verificar la calidad de vuestra fe en el Espíritu Santo, volverla a encontrar si se ha perdido, reforzarla si se ha debilitado, disfrutarla como compañía del Padre y del Hijo, Jesucristo, gracias precisamente a esta obra indispensable del Espíritu Santo». «Muchos jóvenes ven su vida con preocupación y se plantean muchos interrogantes sobre su futuro. Se preguntan preocupados: ¿cómo integrarse en un mundo marcado por numerosas y graves injusticias y sufrimientos? ¿Cómo reaccionar ante el egoísmo y la violencia que en ocasione parecen prevalecer? ¿Cómo dar pleno sentido a la vida?», constata el obispo de Roma.Por este motivo el mensaje dice a los jóvenes creyentes: «No olvidéis nunca que la Iglesia, es más la misma humanidad, la que os rodea y espera en vuestro futuro, espera mucho de vosotros, jóvenes, pues lleváis en vosotros el don supremo del Padre, el Espíritu de Jesús».
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