martes, 13 de enero de 2009

Camino de sabiduría: la séptima dirección

Maria Fradera i Teresa Guardans

Dicen los indios lakotas que cuando Wakan Tanka ya había fijado las seis direcciones (Norte, Sur, Este, Oeste, arriba y abajo) vio que necesitaba una más. Wakan Tanka sabía que la séptima dirección sería la más poderosa. Por ello procuró que no fuera muy fácil dar con ella. Wakan Tanka eligió el último lugar en el que buscan los seres humanos: el interior, el corazón de cada uno.
Desde entonces, esa es la dirección de la sabiduría.


Introducción al libro de Maria Fradera y Teresa Guardans, La setena direcció: el conreu de la interioritat (Claret, 2008. 101 p.)


Seis son las direcciones de la necesidad. La séptima, la de la gratuidad.

Seis direcciones nos facilitan todo lo que necesitamos para sobrevivir: unas direcciones que dan forma al mundo y a las capacidades de los seres vivos.

La séptima es otra cosa muy diferente. Es como un banquete, como una puerta abierta. La séptima es posibilidad viva. Es poderosa, transformadora.

Desde el mismo instante de nacer desarrollamos el arte de proveernos para satisfacer las necesidades: necesitamos alimentos, hacernos un lugar, cobijo, reproducir-nos, reconocimiento ..., siempre necesitamos algo! Es lo que pasa si uno es un ser vivo.

Cada una de nuestras facultades puede quedar totalmente ocupada y limitada en procurarse nos provisiones ... Mirar para ..., leer para ..., buscar para ...., investigar para ..., estudiar para ..., amar para ..., dar para ... Con la atención focalizada hacia el objetivo a alcanzar.

Desde la perspectiva de la necesidad, cada uno de nosotros convierte la realidad en un escenario y se sitúa en el centro en actitud de recaudador, o de cazador, exactamente en medio. Pero hay más posibilidades. Desplazando el punto de vista, haciendo ver que no necesitamos nada, mirando como quien no pretende mirar nada ... pasan cosas muy sorprendentes! Los mismos tonos, las mismas personas, los mismos sonidos ... pero todo es distinto. Nada es como era. Como cuando cambiamos el punto de enfoque de la cámara fotográfica y lo que sólo era un fondo borroso pasa a mostrar-se nítido, vivo. denso. Bello. Misterioso. Pleno. De repente, cada cosa cuenta, nada es insignificante. Ya nada forma parte de un decorado inerte. Ni siquiera nosotros mismos. Todo adquiere dimensiones insospechadas.

Desplazarse, dejar de tratar de ocupar el centro (de atención), tratar con la vida poniendo entre paréntesis nuestro juego de necesidades, equivaldrá a "dejar ser" a la realidad. Un "dejar ser" que alimenta la admiración profunda, la interrogación, la veneración. Hablar en términos de una nueva "dirección" es una imagen bastante acertada: es la séptima dirección, la de la sabiduría porque genera interés sincero (no un interés supeditado a unas expectativas). Y desde el interés sincero, la realidad muestra su rostro inefable, absoluto. El interés sincero es amor sincero, y el amor es corresponsabilidad.

No es una orientación que se suma a las otras añadiendo nuevas ocupaciones sino un cambio de perspectiva que transforma, que genera una modificación profunda en la vida misma (las "seis direcciones"). Vivir pasa a ser, verdaderamente, algo diferente.

Es la séptima dirección, la que nos permite ser, de verdad, seres humanos.

Hay que encontrar-la, y para encontrar, hay que buscar. Buscar en este marco significa crecer. Significa alimentar lo que da solidez, consistencia; también lo que nos ayudará a desplazarnos del centro. Buscar es hacer posible que la séptima dirección se convierta en el eje del existir.

Buscar la séptima dirección es cultivar la capacidad de atención sostenida, de observación, de escucha, de silenciamiento: la atención que nos permitirá hacer nacer el interés por lo que hay y existe, por sí mismo, que no es la atención para detectar lo que necesito y como hacérmelo mío ...

Buscar la séptima dirección es hacer lo posible para ver y transmitir que la realidad no es un escenario plano, inerte, domesticado: es promover la interrogación, la capacidad de maravillarse. Es huir de las respuestas cerradas, de las etiquetas fáciles, de las recetas.

Buscar la séptima dirección es mirar porque merece la pena, escuchar porque se lo merece. Jugar porque se lo merece. Amar porque se lo merece ... una larga lista que, al fin y al cabo, no es otra cosa que "vivir porque se lo merece". O hacer espacio a la gratuidad, de corazón, de mente y de acción. Dejar correr esa agua que desemboca en el reconocimiento y el agradecimiento desde las profundidades del existir.

Buscar la séptima dirección es favorecer la autonomía personal. Que las opciones puedan apoyarse, poco a poco, en el reconocimiento interior, en el sabor de laverdad, en la reflexión, compartida e individual.
Es valorar la fortaleza, los intentos y el ánimo de reto, más que la perfección de unos resultados. Es transmitir que el verdadero éxito es retomar una y otra vez: revisar, modificar, volver. Y, al mismo tiempo, es aprender a reconocer la grandeza de la pulga. Porque somos pulgas. Y mi grandeza, la de cada uno, no proviene del papel de primeros actores en el centro del escenario, sino lo que trasciende cualquiera de estos papeles ...

Y claro, buscar la séptima dirección es desarrollar las herramientas que nos permiten saborear el legado de sabiduría de tantas y tantas generaciones. Es familiarizarnos con el lenguaje simbólico, el lenguaje de la poesía y de la búsqueda espiritual, el lenguaje del arte y de la música ...: hacer nuestros todos aquellos lenguajes que no pretenden describir cómo funcionan las cosas, sino que nos abren caminos para indagar su valor.

Para que la séptima dirección es precisamente eso: esa orientación que nos permite darnos cuenta del valor de todo lo que existe, y al hacerlo genera reconocimiento, gratitud, un gesto interior que ensancha los corazones y transforma las miradas. Es, verdaderamente, la dirección de la sabiduría.

Bien, pues, estas páginas hablan de buscar la séptima dirección. Si no, el título sería otro. En primer lugar, repasaremos todos estos elementos que acabamos de mencionar, y veremos como se interrelacionan; veremos que, de hecho, son aspectos de una misma orientación, que se acompañan unos a otros. Seguirán varias propuestas de trabajo, actividades concretas que nos ayudarán a ver que no se trata de hacer nada complicado, sino de sacar provecho de las situaciones que tenemos al alcance. Cada propuesta incluye diversas actividades, con un abanico de variantes y de posibilidades, para facilitar la adaptación a los diversos entornos educativos: familia, escuela, educación no formal ..., así como un arco amplio de edades. Tal como están presentadas pensamos en grupos de niños y niñas de 8-12 años, sin excluir que se puedan adaptar a otras edades. Las actividades siguen un cierto itinerario, sin que ello quiera decir que haya que seguir todo punto por punto. Lo que importa es captar su sentido para que cada uno se le pueda hacer suyo en el marco concreto en el que se trabaje.

Y ya sin más preámbulos os invitamos a compartir con nosotros esta reflexión sobre el crecimiento interior, o sobre el desarrollo humano armónico, en todas sus dimensiones

Traducción del catalán: IntCat

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