Entrevista con el cardenal Angelo Scola, patriarca de Venecia
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 15 marzo 2007 (ZENIT.org).- La exhortación apostólica postsinodal «Sacramentum Caritatis» permitirá a muchos católicos se enamoren de la Eucaristía, constata el cardenal Angelo Scola, patriarca de Venecia.
Zenit ha entrevistado al purpurado italiano que fue el relator general del Sínodo de la Eucaristía. En la exhortación apostólica, publicada el 13 de marzo, Benedicto XVI recoge las conclusiones de aquella asamblea que se celebró en octubre de 2005 en el Vaticano.
--¿No cree que hay un ligero desequilibrio en la exhortación postsinodal entre el impulso a una mayor profundización de la acción litúrgica encaminada a una más activa y fructífera participación de los fieles, y el recurso, por otro lado, al uso del latín en las celebraciones internacionales o a una adecuada valorización del canto gregoriano, poniendo casi en la sombra expresiones más cercanas al sentir religioso de la gente (pienso por ejemplo en las danzas y los cantos africanos en las celebraciones eucarísticas)?
--Cardenal Scola: Hay que entender la lógica que está implícita en toda la exhortación. El Santo Padre pretende que se den todos los elementos concretos para que la Eucaristía sea la única Eucaristía-acción de Dios en Jesucristo que implica a todos los fieles, ya se celebre en Sydney, en Milán, en Buenos Aires o en Kampala. Pero luego da las indicaciones para que quien está en el lugar proceda a la encarnación de este único rito.
Ahora, el hecho de que haya un párrafo muy importante sobre la inculturación y se diga que las conferencias episcopales junto a los dicasterios encargados sigan en esta obra, responde exactamente a su exigencia.
Está claro que la tarea de una exhortación postsinodal es la de centrarse en todo lo que une, porque sería una presunción que el Papa dijera cómo debe ser la inculturación en África o en la India. El Santo Padre recomienda que los obispos que están allí, en relación con los dicasterios de la Curia Romana, hagan esto. En mi opinión, no se da el desequilibrio al que usted alude.
--Respecto al tema de la libertad de culto, la impresión que se tiene es que no se proporcionan indicaciones concretas sobre cómo favorecer las celebraciones eucarísticas dentro de estas comunidades cristianas que «viven en condiciones de minoría o incluso de privación de la libertad religiosa» (n. 87). ¿Usted qué piensa?
--Cardenal Scola: También en esto hay que distinguir lo que puede decir la exhortación postsinodal, o un documento que va a todas las Iglesias del mundo, pues sólo puede exigir el cumplimiento de principios y dar sugerencias. En efecto, no por nada la Iglesia vive siempre de las dos dimensiones, universal y particular.
Por tanto corresponde a quien está en el lugar, acogiendo este principio que ha sido subrayado con mucha fuerza de la libertad de culto como expresión de la libertad de religión, encontrar los caminos más adecuados.
Y sobre esto no hay que olvidar que está la acción normal del Santo Padre y de la Santa Sede que coadyuvan a estas realidades. Porque, si no, el documento debería meterse a describir situaciones con tanto detalle que haría falta un volumen de dos mil páginas.
--Por último, ¿cómo puede impulsar la «Sacramentum Caritatis» la unidad plena y visible unidad de todos los cristianos?
--Cardenal Scola: Pienso que desde este punto de vista, la exhortación tiene un fortísimo valor ecuménico, porque acoge este nexo intrínseco entre el Misterio eucarístico, la acción litúrgica y el nuevo culto espiritual (Cf. n. 5). Por tanto, en este punto coincide muchísimo con la sensibilidad ortodoxa, pero va también con nuestros hermanos protestantes.
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