domingo, 10 de febrero de 2008

"¡Sonríe, es Cuaresma!"

De una Carta del Obispo de Natitingou, de Benin

"La palabra Cuaresma no significa tristeza, amargura, aridez… Es más bien un tiempo privilegiado de 40 días que la Iglesia nos da. En la Biblia el número cuarenta evoca un período particular en el que Dios nos invita a vivir con Él. ¡Estar con Dios, que felicidad! Pero ¿se puede ser feliz sin sonreír?”. Es la pregunta que plantea Su Exc. Mons. Pascal N'Koue, Obispo de Natitingou (Benin), en el periódico "Caminos diocesanos de Natitingou" de febrero del 2008.

Respondiendo a la pregunta "¿por qué sonreír?", el Obispo explica que "la sonrisa franca y sincera expresa la sustancia de nuestro ser como creyente. El que no cree y no tiene ninguna esperanza en el Dios Amor permanece en la oscuridad. Por el contrario, quién ama y tiene conciencia de ser amado por Dios, vive en la alegría de Dios. Y todo en él es alegría. Esta alegría aumenta su dinamismo y es contagiosa".


Quien no sonríe se hunde fácilmente, nacen en él malos pensamientos, su corazón está en guerra con todo. Quien sonríe, aún durante las pruebas, sabe que después de la lluvia llega el buen tiempo. "Al hombre que sonríe, incluso los obstáculos le sirven como escalera para crecer en santidad" afirma al Obispo, quien continúa: "Se nos da la Cuaresma para volver a Dios, volver nuestros corazones hacia Dios. Si nuestro entorno espiritual y moral está contaminado, se deben tomar medidas adecuadas".
El Obispo de Natitingou exhorta a recuperar la auténtica sonrisa al corazón de nuestras relaciones: "cuanto menos se sonríe, más aumentan las tentaciones, ¡ por tanto, sonreíd!... Ofreced una sonrisa a quien rechaza la vuestra, a vuestros vecinos o familiares que os ponen nerviosos, a vuestros superiores que, quizás, se han convertido en una cruz pesada para vosotros, a vuestro párroco, a vuestro Obispo… Se reconocerá en nuestra sonrisa si estamos viviendo bien la Cuaresma."


La Biblia no habla de sonreír, no nos dice qué Jesús sonriera, sin embargo "si los niños corrieran detrás suya, es porque fácilmente les sonreía de forma generosa. Los niños huyen como de la peste de las personas que no les muestran un rostro sonriente. La sonrisa atrae más que el oro y la plata, sobre todo la sonrisa pura, inocente y desinteresada del niño, del pobre y del sencillo. Recordad la sonrisa luminosa de Juan Pablo II y de la Madre Teresa. Sí, cuando el corazón descansa en Dios, la sonrisa es cautivadora, celestial, divina". Mons. N'Koue exhorta: "rezad, ayunad, multiplicáis las obras buenas a vuestro alrededor, pero no olvidéis sonreír sobre todo a vuestros enemigos. Es Cuaresma, ayudaos recíprocamente, amaos, reconciliaos, perdonaos, dejad de perseguiros; en una palabra sonreíd de buen grado, porque la sonrisa hace todo más bonito". Después de algunos consejos prácticos para vivir la Cuaresma, el Obispo exhorta a poner a Dios en el centro de nuestras vidas, de nuestras familias, de nuestras comunidades, y concluye: "Que en la alegría del Espíritu Santo, todos se vuelvan realmente hacia Dios cada día de la cuaresma".

(Agencia Fides 6/2/2008)


Texto completo de la carta del Obispo de Natitingou, en francés

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