El padre Rafae Higueras recuerda en esta entrevista la valoración que el Vaticano hizo sobre Lolo, el periodista discapacitado en proceso de beatificación
Manuel Lozano Garrido, “Lolo” (1920 – 1971) fue un periodista cristiano que a los 22 años sufrió una parálisis progresiva que le sentó en una silla de ruedas dejándolo inmóvil y ciego los últimos nueve años.
Lolo es un ejemplo de superación a través de su trabajo como periodista y escritor guiado por una fe inconmensurable que le hacía vivir la alegría en el dolor.
A continuación el padre Rafael Higueras Álamo, administrador diocesano de Jaén que llevó durante nueve años la eucaristía a Lolo, habla de este comunicador cuya beatificación han pedido más de doscientos periodistas a través de cartas dirigidas a Juan Pablo II.
- ForumLibertas.com (FL): ¿Quién es “Lolo”?
- Rafael Higueras Álamo (RHÁ):En Linares (Jaén) nació Manuel Lozano Garrido, “Lolo”, el día 9 de agosto 1920 y en la misma ciudad murió, el 3 de noviembre de 1971. En esos 51 años de su vida, su figura se puede dibujar diciendo: Es un joven de Acción Católica en la que milita activísimamente en sus años jóvenes; por ello es un ferviente cristiano que hace girar su vida espiritual sobre los ejes de la profunda devoción eucarísticaysu tierna piedad mariana. Un enfermo durante 28 años: con una total parálisis en todo su cuerpo lleno de dolores durante sus 28 años últimos de vida (ciego también los 9 años finales). Una tercera nota de su vida es, que en esa situación de inválido, es un fecundo escritor y periodista (9 libros -con muchos premios literarios de ámbito nacional- y varias centenas de artículos de prensa. Un hombre que hace de su vida una sementera de alegría desde su sillón de ruedas.
- FL: ¿Cómo ejercía y era su labor periodística?
- RHÁ: Recuerdo oír muchas veces a Lolo, sentado a su lado, hablar del “gusanillo del periodismo”. Realmente, él desde su juventud, cuando aún estaba sano, usaba la radio (se conservan guiones con el texto de sus programas radiofónicos) como un medio apostólico. De él son estas palabras: “¿Qué os parece, jóvenes de Acción Católica? ¿No creéis que si en cada provincia o ciudad tuviéramos un micrófono de Cristo no sería ello el mejor y más valiente de sus adelantados?”. Por y para los periodistas fundó la Obra Pía “Sinaí”: grupos de oración y ofrecimiento del dolor por la prensa. Para ellos escribió un precioso Decálogo.
- FL: ¿Qué significaba la Eucaristía en la vida de Lolo?
- RHÁ: No quiero extenderme mucho. Pero quizá sea un buen dibujo de su vida si digo que “la Eucaristía es el secreto de la vida de Lolo”. En realidad se ha escrito una preciosa biografía infantil ilustrada de Lolo, con magníficos dibujos de la propia autora, con ese título. (Blanca Aguilar: El secreto de Lolo).
Tres datos: A los 16 años, durante la guerra de 1936-39, Lolo es un nuevo “Tarsicio”, que reparte la comunión clandestinamente. Es maravilloso contemplar las cajitas que a él le servían como “portaviáticos”. Por eso es apresado y llevado al frente de guerra. En la cárcel pasó la noche del jueves santo, adorando el Santísimo Sacramento que le pasaron escondido en un ramo de flores.
Luego, cuando ya enfermo se celebró por vez primera la misa en su casa, pidió que se colocara la máquina de escribir debajo de la mesa “para que así el tronco de la Cruz se clave en el teclado y eche allí mismo sus raíces”. Él nos pedía a los sacerdotes de Linares que cada día por turno, le lleváramos la comunión. Es digno de resaltar el vivísimo fervor eucarístico que impregna su vida y que se trasluce en sus múltiples escritos sobre la Eucaristía.
- FL: ¿Cómo aceptaba Lolo la dolorosa realidad que le tocó vivir?
- RHÁ: Cuando yo lo conocí (en 1964) ya estaba ciego y el único movimiento que podía hacer, con sus dedos inmóviles, era dar al interruptor del magnetófono al que dictaba sus abundantes escritos. Pero la aceptación del dolor queda en estas palabras suyas: “Tres actitudes ante la presencia del dolor: La de aquél que aún no ha ido más allá del escozor de su herida: ‘Dios me ha quitado’. La del que acepta, sin entrar en su espíritu de actividad santificante: ‘Dios me ha pedido’. Y la de aquél que, comprendiendo el valor comunitario del sufrimiento, se da de lleno al ideal de redención: ‘Señor, te ofrezco’”.
El testimonio de su vida para todos los que tuvimos la gracia de Dios de llegar a conocerlo fue este ofrecimiento total de sus dolores en amor a Dios y a los hermanos. Era la fe su fortaleza. En el Decreto Vaticano en que se declaran su vida y virtudes heroicas (17-XII-07) se dice: “La enfermedad era la causa de su santificación; el sufrimiento, fue su cátedra”. Es también lo que aparece en sus escritos: Sufrir por amor, no es sufrir sino redimir. Y así podemos verlo en otro de sus escritos que titula: Credo del sufrimiento.
- FL: A la luz de ejemplos como el de Lolo, qué opina de sucesos recientes como el de la joven Eluana Englano.
- RHÁ: Yo no quisiera entrar en esa comparación, porque en realidad ¿qué sabemos de los sentimientos y deseos de Eluana en sus últimos días? ¿Pudo ella ‘desear’ ese final? ¿O no es más bien que otros ‘decidieron’ por ella? En tal caso esa decisión fue sencillamente terrible: una suplantación de su voluntad. Yo prefiero apelar al testimonio de cientos y cientos que conocimos la vida de Lolo, allí cerca de su “sillón de ruedas”; escribe él, hablando con el Señor: “Préstame tu corazón por uno, tres, cinco años que pueda vivir todavía. Tu corazón, no por el egoísmo de realizarlo todo fácil y sin esfuerzo, sino para hacer bueno ese deber que es amarte a tu medida”. ¡Sin comentario!
- FL: Considerando que Lolo vivía en el seno de una familia religiosa. ¿Qué significaron para él los años de persecución religiosa en la Guerra Civil española?
- RHÁ: Conociendo la vida de Lolo desde la cercanía de los testimonios de sus hermanos que declaran en el Proceso de Canonización del hoy ya Venerable Manuel Lozano Garrido, hay que remarcar ciertamente la influencia en su vida de las hondas raíces cristianas y vivencia de la fe cristiana en su familia. Son muchísimos los datos que sobre ello podría contarse aquí. Todo ello se recoge en la documentación publicada para el proceso y en las biografías que se han escrito de Lolo.
Me atrevería a decir que los años de persecución religiosa (que no son solamente 1936-39 sino incluso dos o tres años antes), son los que realmente marcaron a Lolo y lo fraguaron como apóstol. Tendría que mencionar, sin entretenerme en ello, su actitud -y de toda la familia- en el perdón a los enemigos. No sólo no denunciaron a quienes mataron a su hermano, o a quienes fueron motivo de la encarcelación de Lolo y de otro hermano y hermanas suyos; sino que Lolo expresa sus sentimientos por no haber sido mártir: “Por entonces, más de un amigo supo respaldar ante el paredón la maravillosa entrega de sus años jóvenes. Mientras los abatía una descarga fulminante, yo acariciaba secretamente la palabra “mártir” junto a un deseo y una petición encendida”.
- FL: ¿Qué significaría en el contexto religioso la beatificación de Lolo, un discapacitado de vida cristiana ejemplar? ¿Y en el contexto social actual?
- RHÁ: Para un cristiano la vida es regalo de Dios, un don precioso y alegre. ¡Toda vida es don, misterio y regalo de Dios! ¿Hasta qué punto se puede aceptar, desde la pura ley natural, disponer de la vida porque se prevea “malformación” en el feto, o “inutilidad” en un enfermo? Los cristianos no somos masoquistas.
El amor gozoso y alegre es -debe ser- nota propia del cristiano, aún incluso en medio del sufrimiento. Hoy sin embargo son otros parámetros los que se usan para ‘catalogar la felicidad’, como es el tener o el poseer. También Lolo nos da una lección de despego de los bienes de la tierra que sería extenso traer aquí. Pero en ese aspecto fundamental que es el valor de la vida, creo que el momento actual es un momento privilegiado para considerar la riqueza y maravilla que es la vida, toda vida: la del no nacido y la del discapacitado o enfermo incurable. Necesitamos hoy ejemplos de fe, como fue la vida de Lolo. Y en este sentido, creo que la llegada de Lolo a los altares, sería una potente luz para muchos.
- FL: El proceso de beatificación requiere de un milagro realizado. Háblenos de ese aspecto.
- RHÁ: Al hilo de lo que acabo de decir, efectivamente en el proceso de canonización hay varios pasos. Primero se declara que la “vida y virtudes del candidato fueron heroicas”. Esta declaración a favor de Lolo -título de “venerable”-, por parte del Papa Benedicto XVI, fue el 17 de diciembre de 2007.
A partir de ese momento, se comenzó a estudiar un posible milagro, atribuido a la intercesión de Lolo. La curación, presentada como posible milagro, primero la estudian los médicos, luego los teólogos y al fin los cardenales. Ahora estamos a la espera de que los cardenales se reúnan (ya fue en Roma la reunión de los médicos y la de los teólogos) y manifiesten al Santo Padre su opinión sobre tal hecho. Si todo es favorable, sería el tiempo de la Beatificación. Otro paso posterior y final, sería la Canonización, con los trámites propios y necesarios para ella. Pero cada uno de los pasos dichos son imprescindibles y por ese orden. El título de Beato, ya supone la posibilidad de darle culto, al menos en un ámbito local o regional; mientras que la Canonización lo es en ámbito universal.
La petición y seguimiento de este proceso lo lleva la Asociación Canónica de unos quinientos seglares que en su mayoría conocieron a Lolo (www.amigosdelolo.com).
fuente: Forum Libertas
fuente: Forum Libertas
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