miércoles, 1 de abril de 2009

Los misioneros y la conquista de América: el sermón de Fray Montesinos en 1511

Desde Chihuahua, Hesiquio Trevizo pone en un contexto histórico los comentarios del Papa sobre cómo fue la evangeliación en América Latina.

En su viaje a Brasil el Papa dijo que la fe no se impuso a los indígenas. De inmediato muchos empezaron a contar diversas masacres y abusos de los conquistadores españoles. Sin embargo, los críticos son incapaces de separar entre los conquistadores y los evangelizadores, ni son capaces de matizar en procesos complejos que duraron siglos a lo largo de un continente en muy diversas circunstancias.

En ForumLibertas.com nos ha gustado un artículo de Hesiquio Trevizo en El Diario de Chihuahua (www.eldiariodechihuahua.com.mx) recordando el papel de los misioneros y religiosos en defensa de los indios al menos desde el sermón de Fray Antonio de Montesinos en 1511. Republicamos la mayor parte de este artículo.

(...) El tema de la relación entre fe y cultura ha sido siempre muy importante para mis venerados predecesores. He querido retomarlo confirmando a la Iglesia que está en América Latina y el Caribe en el camino de una fe que se ha hecho y se hace historia vivida, piedad popular, arte, diálogo con las ricas tradiciones precolombinas, además de con las múltiples influencias europeas de otros continentes.

(....) Ciertamente, el recuerdo de un pasado glorioso no puede ignorar las sombras que acompañaron la obra de evangelización: no es posible olvidar los sufrimientos e injusticias que infligieron los colonizadores a la población indígena, pisoteada a menudo en sus derechos fundamentales. Pero el deber de mencionar estos crímenes injustificables, condenados ya entonces por misioneros como Bartolomé de las Casas y teólogos como Francisco de Vitoria de la Universidad de Salamanca, no deben impedir reconocer con gratitud la maravillosa obra que ha llevado a cabo la gracia divina en esas poblaciones a lo largo de los siglos.

Benedicto XVI, en Roma el 22 de mayo de 2007,
ver en
http://www.zenit.org/spanish/visualizza.phtml?sid=108165


La Iglesia y la colonización

Lo que es México comienza a existir con la "Conquista". Abusos lo hubo, (y los sigue habiendo). Pero defensas heroicas, las hubo igual. A modo de ejemplo trascribo un episodio que muestra la defensa de los indios que hicieron los misioneros denunciando los abusos injustificables de los colonizadores. (No hubo nada igual en la colonización de lo que hoy es Estados Unidos).

Fray Antonio de Montesinos

"El domingo anterior a la Navidad, en 1511, el dominico Antonio de Montesinos pronunció en la isla de Hispaniola (Haití), en una iglesia con techo de cañas, un sermón "revolucionario". Comentando el texto "Soy una voz que clama en el desierto" (Jn. 1,23), Montesinos emitió la primera protesta pública importante y deliberada contra la clase de trato que sus compatriotas infligían a los indios.

Esta primera llamada hecha en el Nuevo Mundo en nombre de la libertad humana fue esencial en la historia de América y, según la expresión de Pedro Henríquez Ureña, uno de los grandes acontecimientos de nuestra historia espiritual". Así empieza la reciente obra de Lewis Hanke, 'Colonisation et conscience chrétienne au XVI siécle', historiador de gran calidad que no compromete la apologética ni idealiza una teología prematura.

El sermón, pronunciado ante la minoría dirigente de la primera ciudad española fundada en el Nuevo Mundo, escandalizó e indignó a sus oyentes.

Montesinos clamaba con voz de trueno:

"Para hacernos conocer vuestras faltas contra los indios he subido a este púlpito, yo, la voz de Cristo que clama en el desierto de esta isla; debéis, por tanto, escucharme, no distraídos, sino con todos vuestros sentidos y con todo vuestro corazón, para oír esta voz, la más extraordinaria que habéis oído jamás, la más áspera, la más severa, la más temible que jamás hayáis pensado oír.

Dice que estáis en estado de pecado mortal, que vivís en este estado, que moriréis en él, a causa de vuestra crueldad hacia una raza inocente. Decidme, ¿qué principio, qué justicia os autoriza a mantener a los indios en una tan horrorosa esclavitud? ¿Con qué derecho habéis declarado una guerra tan atroz contra esta gente que vivía pacíficamente en su país? ¿Por qué dejáis en tal estado de agotamiento, sin alimentarlos suficientemente, sin preocuparos de su salud? Porque el trabajo excesivo que le exigís, los abruma, los mata. Mejor dicho, sois vosotros los que los matáis, queriendo que cada día os traigan su oro.

¿Por ventura no son hombres? ¿No tienen una razón, un alma? ¿No tenéis el deber de amarlos como a vosotros mismos? Estad seguros de que, en estas condiciones, no tenéis más posibilidades de salvación que un moro o un turco".

Después de esto, Montesinos, con la cabeza erguida, abandonó precipitadamente la iglesia, entre los murmullos de los administradores y de los colonos, estupefactos e irritados. Éstos fueron en masa a la residencia del Gobernador, para protestar contra el sermón, en el cual veían una negación escandalosa de la soberanía real sobre las Indias.

Enviaron también una delegación indignada al convento, para exigir excusas y una desautorización. El superior, Pedro de Córdoba, a quien no impresionó la amenaza de hacer expulsar al religioso agresivo, les afirmó que Montesinos había hablado en nombre de la comunidad de los dominicos. Prometió, no obstante, que Montesinos volvería a tratar del tema en su sermón del siguiente domingo. Ante lo cual, los colonos se retiraron, convencidos de que no habían obtenido una satisfacción. (Lo trágico de la situación es que la injusticia que denunciaba fray Montesinos es cruelmente actual y hoy ni existen sermones que lo denuncien ni quienes los oigan).

Contaban con una explicación, y la noticia corrió rapidísimamente, así, el domingo siguiente, la mayoría de los notables españoles se apretujaban en la iglesia. Montesinos subió al púlpito, y tomó como tema este texto poco tranquilizador. "Soporta todavía por un instante mis palabras, y yo te diré lo que tengo que añadir en nombre de Dios".

En vez de hacer rectificaciones sutiles de su primer sermón, se cebó con nuevo ardor en los colonos, advirtiéndoles que, en adelante, los religiosos les negarían la confesión y la absolución, como si fuesen ladrones de camino real. Y que podían escribir a España lo que quisieran y a quien quisieran.

Este discurso pronto tuvo eco en España, incluso en la Corte. El 20 de marzo de 1512, Fernando ordenó al Gobernador que hiciera entrar en razón a Montesinos. Si el dominico y sus hermanos de la comunidad persistían en su error, ya condenado diez años antes por una asamblea de sabios, de teólogos y de canonistas (¡uufff!) reunidos para discutir sobre la cuestión, el Gobernador debía remitirlos a España en el primer barco, a fin de que su superior español pudiera castigarlos, porque "harán mucho daño por cada hora que pasen en las islas con ideas tan nefastas".

Tres días más tarde, el 25 de marzo de 1512, el superior español de los dominicos, Alonso de Loayza, amonestaba a Montesinos en un mensaje oficial al provincial de Haití, a quien ordenaba prohibir la predicación de una doctrina tan escabrosa. Entonces comenzó el primer gran combate por la justicia en el Nuevo Mundo.

Las injusticias son hoy flagrantes en nuestro Continente, y la pobreza, la desigualdad, el nuevo colonialismo --contra el que nadie dice nada--, son el común denominador; seguimos siendo el Continente explotado y pobre. Por ello mismo la lucha de denuncia, debe de continuar en este caso, desde la originalidad del evangelio, a ejemplo de Montesinos, de Bartolomé de las Casas, de Tata Vasco, y muchos otros.

Si usted quiere entender las raigambres políticas que se han movido a lo largo de cinco siglos en el continente, y no le gusta echarse a cuestas pesados tomos de historia, le recomiendo --pero, hágalo--, la película "La Misión", una extraña joya de la cinematografía contemporánea. Ahí va a descubrir usted, por una parte, la acción de los misioneros, en este caso los jesuitas, en las "reducciones del Paraguay", un modelo de organización social que de haber triunfado, escribe J. V., no hubieran surgido los Estados Unidos como poder hegemónico del Continente. La destrucción de "las reducciones" fue el efecto de los conflictos religiosos europeos cuando la franco masonería apoyándose en las casas borbonas logró desterrar de todos los territorios españoles a los jesuitas.

O bien, si le gusta leer, y es chihuahuense, puede leer "Las Antiguas Misiones de la Tarahumara", escritas por Peter Masten Dunne, S.J., obra reeditada por el entonces gobernador Patricio Martínez.

Entonces, he de cambiar el título de este artículo; en vez de "El Papa debe de tener cuidado", deberíamos titularlo "Debemos tener cuidado con lo que se dice y escribe en los medios".


"Una fe que se ha hecho y se hace historia vivida, piedad popular, arte, diálogo con las ricas tradiciones precolombinas...", dice Benedicto XVI. Un ejemplo es este interesante estudio en PDF: La herencia jesuita en el arte de los indígenas del noroeste de México, de Miguel Olmos Aguilera, 2002.
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/136/13602707.pdf

Eusebio Kino, jesuita explorador en la frontera apache
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=8110

José de Anchieta: el primer literato de Brasil, enfermero, misionero y fundador de ciudades
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=7930

Vasco de Quiroga: político, obispo y constructor de comunidades utópicas en México
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=7685


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